sábado, 13 de abril de 2013

"ADIOS"


“ADIÓS”
Por Monserrat Hernández Tapia
Empezó un día muy común como todos donde no había nada diferente. Una familia de cinco integrantes donde el padre llamado Raúl solo se dedicaba a trabajar, la mamá llamada María se consagraba a toda su familia trabajaba siempre estaba de estar al pendiente de ella y sus tres hijos donde el hijo mayor llamado Edgar ya había terminado sus estudios y solo se dedicaba a trabajar, la hija siguiente llamada Violeta estaba a punto de terminar sus estudios fuera de la ciudad y la hija menor llamada Montse que ya había terminado su preparatoria y estaba  a punto de entrar a la universidad.
Prácticamente sólo había comunicación entre la hija menor y la mamá; salían juntas, se ayudaban entre ellas pero, más que nada eran muy buenas amigas. Montse presentó en dos universidades y en ninguna lado quedó, María le dijo – No te preocupes, no te tocaba estar en esas universidades y a la próxima quedaras- Siempre trataba de animarla ya que su padre era todo lo contrario, muy duro, sin sentimientos. Así que Montse se quedó medio año sin estudiar, hasta volver a presentar en la universidad, se metió en unos propedéuticos y a unas clases de gastronomía. María siempre trataba de darles todo a sus hijos. Ella una persona muy sana, carismática, sencilla, amable resultó todo lo contrario, así de la nada comenzó con una complicación en la boca con dolor sin motivo.
Comenzó a ir al doctor, con especialistas y no le podían definir realmente que era lo que estaba pasando, pero no dejaba de checarse, se le empezó a complicar comer, a estar sin ganas, dejó de hacer sus cosas prácticamente. Pasaron aproximadamente 5 meses cuando le tomaron una muestra de su boca, no paso la semana cuando le detectaron Cáncer de lengua, nunca se lo habían imaginado siendo una persona muy saludable. Todo fue muy impactante que en vez de cerrarse a las posibilidades María y toda su familia decidieron hacer todo lo posible por salir adelante, tomarlo con calma y buscar cualquier posibilidad para ayudar. Y así fue a la semana localizaron un hospital en México especialista, ese mismo día se traslado María y su hijo mayor Edgar con la esperanza de que la recibieran y resulto que la aceptaron, muy bueno ya que su cáncer estaba muy avanzado, en segunda etapa.
Se le hicieron los estudios correspondientes, y al mes ya la tenían que operar, todos con una gran esperanza de que no hubiera complicaciones. No las hubo. Así que María regresó a su casa.  Al mes Montse volvió a presentar exámenes en las universidades y no volvió a quedar, María le dijo- No te preocupes hija por algo no volviste a quedar, mira a ti te tocó cuidarme- Montse le respondió  - Ay mamá tu siempre a pesar de todo, siempre dando ánimos y agradezco que tú a pesar de todo, nos apoyes- María dijo – No sabes cuánto estaba pidiendo por qué no quedaras porque si no quien estaría a mi lado ayudándome y cuidándome Montse con lagrimas dijo – Ya verás que saldremos adelante-, Para todos fue muy fuerte todo pero más que nada para Montse porque sabía que comenzaría a tener responsabilidades que no sería fáciles con miedo pero con mucha fuerza ya que su mamá la necesitaba y con ganas de luchar, mientras que su papá le dijo – ¡Cómo es posible que no hayas quedado en ninguna universidad!, ¡qué el propedéutico no te haya ayudado, eres incapaz que solo hace gastar dinero a lo tonto!- Montse ya no le sorprendía la actitud de su papá pero aun así le dijo – Por algo no quedé y no te preocupes que mientras que mamá este no necesitare nada tuyo, se que contigo nunca podremos contar así que algún día te demostrare que soy capaz de todo y mas que te callare tus palabras-, su papá nada asombrado de la respuesta comenzó a discutir  con ella, pero como no podían alterar a María decidieron parar la disputa,  claro ella se dio cuenta y le dijo a Raúl – No te preocupes que yo siempre estuve con mis hijos, se que después de mi, ellos están solos pero lo bueno de esto es que saben cómo defenderse y son muy unidos a pesar de las diferencias- Raúl sólo decidió retirarse.
Al llegar el mes fueron a México de nueva cuenta María, su mamá, y su esposo,  al llegar el día de la operación todos intranquilos, -todo salió bien- dijo el doctor, sólo que no pudimos quitarle todo el tumor ya que si lo hacíamos ella jamás volvería a hablar y aparte aun así tendría residuos de tumor, así que mejor dejemos que se recupere para ver qué es lo procederá. Todos impactados porque pensaron  que con la operación tendría.
Estuvo en recuperación durante dos semanas, tuvo un chequeo, le hicieron los estudios correspondientes y decidieron que le darían un mes de recuperación para comenzar con su tratamiento de quimioterapias y radioterapias con la esperanza de que con esas tuviera para combatir el Tumor. Todos muy emocionados de que Mamá regresaba a casa y más precisamente el día de su cumpleaños, todos le hicieron una bienvenida. Cuando llegó a casa María estaba agotada sin ganas, sólo decidió descansar. Muy impactados todos de cómo había quedado les dio tristeza a sus hijos, pero con mucha esperanza de que todo resultara bien. Montse cuidando a su mamá, dándole de comer, ayudándola a bañar, a vestir, acompañándola, aparte ocuparse de su papá de la casa, etc., había ocasiones en que se desesperaba, trataba de tener mucho aguante, más que nada porque sabía que su mamá la necesitaba.
Así fue pasando aproximadamente el mes hasta llegar el día en que ahora Montse tendría que ir con María a México y por supuesto su mamá que nunca se separaba de ella, por ningún motivo ya que ellas eran unidas más que nada porque Violeta era la que veía por su mamá.
Montse estaba disgustada porque Violeta no quería a su mamá ya que no se llevaban bien, se la pasaban discutiendo sin algún motivo, pero solo por complacer a su mamá trataba de hacer un esfuerzo por llevarse bien o al menos estar bien por ella.
Estando en México todos los días tenían que asistir al hospital para que María recibiera sus radioterapias, mientras que cada semana recibiría quimioterapias, eso sería durante dos mese y medio, muy fuertes, muy duras ya que había veces en que la hacían decaer, le quitaban las ganas de levantarse de la cama, veces en que no deseaba comer nada ya que su comida no era muy agradable, ocasiones en las que tenía diferencias con su hija por las actitudes de ambas, pero a pesar de todo trataban de entenderse más que nada porque María ya no podía hablar, se comunicaba por medio de libretas. Esta situación era muy triste para todos más que nada para Montse ya que ella era la que tenía que sacar adelante a su mamá, ser dura y fría para cuando su mamá se quisiera dar por vencida o decaer, no podía llorar, ni estar triste ya que con ver que su mamá sufría era más que suficiente para ella, el no poder hacer nada ser, impotente. Ocasiones en las que con la que discutía mucho con su abuela pero aun así trataba de ser tolerante. Tanto Montse como María se pasaron solas el día de su cumpleaños y el día de las Madres, tristes, claro acompañándose pero más que nada por no estar con su familia.
Así se fueron pasando los días; Montse ver que su mamá como decaía en ocasiones era doloroso pero siempre muy orgullosa de María porque siempre a pesar de las circunstancias quería salir adelante y luchar más que nada por sus hijos. Llego el ultimo día sus quimioterapias  y radioterapias con nervios de saber cuál sería el resultado de su tratamiento, a la semana siguiente de haber terminado tuvo una cita a la cual María decidió que sería mejor que entrara una prima de ella en vez de su hija, a Montse no le pareció mucho pero pues no podía hacer nada así. Sólo esperó en la sala mientras que María hablaba con el doctor que dijo – Usted está bien, ya no tiene residuos de cáncer, ya no necesitara más radioterapias, hay que descansarla un mes para que se quite la inflamación y vendrá a cita- María lloro de alegría pero sin poder creerlo ya que el doctor lo dijo de forma visual sin estudios ni nada, María preguntó –¿No me va a hacer ningún estudio para verificar que sea cierto?- el doctor le dijo – No necesita ningún estudio ya está todo bien-, todo fue muy raro pero María decidió dejarlo así. Montse le dio la noticia a su familia, todos impactados y muy emocionados de que aún no podían creerlo pero agradecidos de que todo haya salido bien. Así que decidieron regresar a casa durante el mes pero no contaban que durante ese tramo pudiera haber complicaciones; así fue a las semana María comenzó a tener dolores, molestias, incomodidades pero por más que su familia , más que nada Montse, le hacían entender que tenía que devolverse a México para una revisión ya que eso no era normal, no entendió así que Montse le dijo –Por qué eres tan testaruda y no te revisas- María de respondió – No, no quiero y no voy a hacer algo que no quiero-, no hacía nada, se la pasaba recostada prefería no hacer nada; Montse se molesto y comenzó a alejarse de su mamá aunque algunas personas lo vieron mal otras opinaron que necesitaba que su mamá comprendiera que estaba pasando realmente. Hasta llegar el día en que el pie izquierdo se le inflamo y aún así no quiso atenderse.
Llegó el día de su cita, fueron a México no obstante tuvieron que internarla de urgencia porque se complico su tumor, renaciendo y su pie sufría de trombosis. María consternada y llorando dijo –¡Por qué no hice caso a lo que me decían, no hubiera pasado nada de esto!- Montse respondió – Mejor hay que hacer lo posible porque sanes y esperar que dicen de tu tumor- María con una sonrisa dijo – Si, mejor hay que salir adelante-. Durante un mes estuvo internada, los doctores cada día que pasaba lo único que decían era que su pie iba mejorando. Si María seguía con su entusiasmo más que nada de caminar y  hablar saldría adelante. Mientras, que de su tumor por más que María preguntaba –Qué va a pasar con mi tumor-, sus doctores sólo decían que tuviera paciencia, mientras su pie mejore tendrá más oportunidad de que se le vuelva a dar tratamiento. pero día tras día Montse escuchaba de los doctores – Su mamá mientras siga teniendo más complicaciones no se le podrá hacer nada- Montse preguntó que si había posibilidades aún y los doctores respondían – Sus posibilidades van disminuyendo, necesitamos que usted en casa siga con el tratamiento ya que si se mantiene en el hospital no se repondrá-. Decidieron darla de alta, Montse molesta dijo que no porque su pie aun no se recuperaba pero más que nada porque la trombosis se le estaba pasando al pie derecho, aun así la doctora lo hizo.
Pasaron tres días cuando María ya no podía pararse porque ya no pasaba sangre a su pie, Montse la llevo de urgencias, los doctores molestos preguntando –¡A quién se le ocurrió darla de alta en esta situación!- Montse dijo el nombre de la doctora- El doctor mandó llamarle, la regaño y le dijo que hiciera algo porque era su responsabilidad. No podían hacer nada más que hacerle una operación de urgencia –Necesitamos amputarle el pie- dijo el doctor, Montse no sabía qué hacer mientras que María llorando pidiendo que le dieran algo le hicieran algo por qué no aguantaba el dolor a gritos dijo – ¡Si, no importa sólo quiero salvarme!-, Montse al escuchar la decisión de su mamá tomo valor y le dijo –Ya verás que todo saldrá bien- María la vio a los ojos y le dijo –Gracias por estar conmigo hija-. Surgió otra opción gracias a una doctora que durante su internación ayudo a María. La trasladarían a otro hospital, donde podían curar su pie.
No se imaginaron que al hacer el traslado estaban hablando que ya no había posibilidades de que hubiera un tratamiento para su tumor.
El mismo día del traslado ya a punto de atardecer los doctores dijeron  que necesitaban hacer la operación de inmediato, no contando con plata para un medicamento que podía salvarla pero al mismo tiempo empeorarle su situación. Montse tenía que tomar una decisión –De donde sacaría tanta plata para ese mismo día, un medicamento que tenía que buscar por toda la ciudad, se le cerró el mundo llorando y al mismo tiempo haciendo lo posible porque su mamá se salvara. Gracias que lo logro.
Durante el resto del día y toda la noche la tuvieron operando. Al medio día salieron los doctores con la noticia de que María había salido bien de la operación, necesitaría reposo pero aun estaba en urgencias porque el proceso de sanación tendría que ser ahí, Montse preguntó – ¿Puedo pasar a verla?- El doctor dijo –Si, solo puede quince minutos- Montse al entrar vio a su mamá, sin poder llorar le dio un beso y le dijo – Todo va a estar bien, vamos a salir adelante- María volteo a verla pero sólo con la cabeza respondió -Si-, nunca imaginándose ver a su mamá así de decaída sin fuerzas pero con ganas de seguir luchando; la abuela entro a verla también pero decidió salir al quedar impactada de que su hija se estaba debatiendo entre la vida y la muerte.
No imaginarse de que solo podía estar quince minutos cuatro veces al día era una gran conformidad para Montse. Su pie había días en que no mejoraba nada otros en los que su recuperación era muy lenta, María pensando que quería mejorar por sus hijos y para que le siguieran con su tratamiento del Cáncer, no obstante sin saber que ya no podían hacerle nada porque Ella ya estaba desahuciada, Montse prefirió callar, no decir nada a su mamá o familiares dejó que siguieran teniendo una esperanza.
Estuvo durante dos meses y medio internada, pero al mes volvió a tener complicaciones más fuertes, tener que entubarla porque ya no podía respirar ni valerse por ella misma, para que llegara el momento de ser tan fuerte su dolor que la sedaron. Fue muy duro más que nada que cada situación en  la que estaba tener que decidir Montse, pensar que esto sería más duro de lo pensado.  Día tras día que concurría, veces en las que se ponía difícil la situación; ver a su mamá que no despertaba nada, hablarle decirle cosas de aliento, algo lindo y hacerte a la idea de que las expresiones que hacia eran porque te escuchaba y tener el anhelo de que en algún momento despertara. Los doctores solían salir y decir –Llama a tus familiares porque tu mamá no pasa de este día-, Montse asustada sin poder hacer nada más que esperar a que llegara el día en que despertara y dijera –Vamos a salir adelante- pero realmente no, estaba dándose por vencida y llegar la real ocasión en la que el doctor saliera para decir – Ustedes tienes la última palabra, desconectar a su mamá y que deje de sufrir o dejarla conectada sin ninguna esperanza de que mejore- Todos con opiniones diferentes, su esposo dijo – Es mejor que deje de sufrir- Montse le respondió – No importa de qué forma o de qué manera mamá jamás se dio por vencida, nadie la va a desconectar-, el papá no hizo ningún comentario después Violeta se acerco a Montse y le dijo – Todo va a estar bien y no vamos a hacer nada que tú no decidas-, Montse comenzó a llorar porque su impotencia era más fuerte que todo, no sabía que hacer. Al día siguiente fue tan raro, que después de escuchar que no había ninguna esperanza la abuela entrara a la primero visita y encontrar María despertó, mando llamar a Montse y escribirle  –Vamos a seguir luchando, quiero irme de este hospital, estoy lista para seguir con el tratamiento-, Montse consternada fue lo primero que hizo, salió corriendo entusiasmada y llorando de alegría, haciendo todo lo posible para sacar adelante a su mamá.
Ese mismo día por la noche fue trasladada al hospital para seguir con el tratamiento, hubo complicaciones porque no se podía trasladar a una persona así en ese estado, pero aun así Montse por su mamá hacia lo que fuera.
Al llegar a Instituto de Cancerología, María trataba de luchar para salir adelante, sin saber que sólo era trasladada por complacerla porque ya no podían hacerle nada. Cada día que pasaba ella en ocasiones mejoraba, veces en las que empeoraba. Ya no podía caminar, no podía hablar, no podía valerse por sí misma, cada día menos. Su situación era muy triste pero la única y gran alegría de Montse era que su mamá quería que únicamente la cuidara ella, se sentía muy bien poder al menos hacer algo por su mamá.
Así pasaban los días, donde María cuantas veces bien, cuantas veces mal, pero sin perder la esperanza, mientras que Montse buscaba la forma de mantener a su mamá alegre sabiendo de que los doctores pedían a Montse que mejor le diera una mejor calidad de vida, mantenerla en casa con su familia con comodidades y rodeada de mayor alegría que estar en un hospital donde solo se puede mantener una persona. Montse una vez mas no sabía qué hacer porque su mamá empeoraba pero al mismo tiempo no quería quitarle las esperanzas, una cruel decisión más que nada porque mantenía a su mamá engañada y eso la hacía sentir culpable.
Después de un mes manteniéndola en recuperación a María le aumentaban los dolores del mismo tumor, veces en que llegaba a un grado en el que lloraba todo el día. No podía hablar pero si trataba de gritar, momentos en los que llegaba a pegarse de tanto dolor que sentía, pedía y le escribía a Montse – ¡Por favor te lo suplico ayúdame, dile a los doctores que me quiten el dolor!- Montse se sentía impotente, peleaba veces con los doctores, con las enfermeras porque no hacían caso, hasta llegar en punto en que medio día era sedada y otro medio día estaba medio despierta.
Los doctores le dijeron a María y a Montse – Hay un programa donde les pueden ayudar a tener un equilibrio entre su tumor y mantener una vida estable- María preguntó – Pero ellos me van a ayudar a que el tumor desaparezca- La doctora respondió – No, ellos le ayudarían a tener buena calidad de vida, a que no sufra con su dolor de tumor- María no estaba muy consciente, ya que se mantenía entre dormida y despierta se le olvidaban las cosas, después de un rato no recordaba bien que era lo que estaba asiendo así que una decisión que ella tomara era muy difícil de hacer.
Llegó el momento en el que se decidió entrar en el programa llamado “Cuidados Paliativos” donde nunca se pensó que los doctores eran tan fríos. Nadie dio el permiso para que se le dijera la verdad a María de que estaba desahuciada y aun así se le dijo. Cuando Montse se dio cuenta Montse le reclamo a su papá – ¡Si mamá entra en depresión tu vas a ser el culpable!- Raúl dijo –Era mejor que le dijeran la verdad- Montse le respondió – Nada, ultimadamente es la vida de mi mamá y tu no tenias ningún derecho a permitir lo que se hizo- Raúl se sintió culpable y al ver su cara Montse le dijo – La única persona que importa es lo que sienta mamá y tu vas a causar que ella no quiera luchar-. María ya no dejó que su esposo volviera a entrar, mientras que Montse puso una queja en el hospital porque su mamá ya no estaba apta para tomar una decisión ya que no estaba al cien por ciento en sus cinco sentidos para decidir algo, Montse le dijo al a doctora que la hacía responsable si a mamá le afectaba y si le pasaba algo, la doctora respondió –Ella necesitaba saber que estaba pasando realmente-  respondió Montse –No, por la sencilla razón de que ella sólo puede tener buenas opiniones y usted se responsabilizara por todo-.
Y así fue, María comenzó a decaerse, entristecerse, ya no quería luchar y decidió regresar a su casa con su familia y estar tranquila. Al mes y medio decidieron que se devolvían a casa, pero no como se esperaba ya que los doctores lo único que hacían era desalentar a María y sólo controlar su dolor de tumor. En una ambulancia, sin poder caminar, hablar,  sin fuerzas, sin ganas de seguir luchando. Cada día más agotada, sólo con ganas de estar dormida.
Así fueron pasando los días, pero aun así su familia busco otras alternativas sin perder la esperanza de poder sacar adelante a María, no obstante aun asiendo todo no había alguna mejoría, todo lo contrario veces en se ponía más grave, veces que lloraba, gritaba y pataleaba pedía que le quitaran el dolor. Montse trataba de tranquilizarla, se dormía con ella, todo el día la cuidaba, la bañaba, la hacia reír, trataba de hacerla sentir bien de alegrarla un poco, veces en que le cumplía sus pequeños antojos a sabiendas de que ella ya no tenía olfato y gusto, Montse le decía – Eres una señorita muy caprichosa y muy linda- María reía  y escribía –Que no la dejara sola y que agradecía que ella la hubiera cuidado-. Montse le gustaba abrazarla y estar con ella.
Llegó el período en el que Montse temía, donde mamá dejaría de escuchar, el momento en que ya no podría ver. Así que se tomó una decisión – Volver a sedarla- , más que nada a Montse le dolió ya que era la única persona que la cuidaba y procuraba, mientras que su familia veces que en vez de estar con ella preferían huir. Montse deseaba que su mamá ya no sufriera pero no quería perderla, porque mientras ella estuviera sabia que tenia a alguien y se sentía protegida más que nada porque siempre fue reservada, donde sólo en quien confiaba era en su mamá, siempre estuvo ella.
Así pasaron los días ver que María se deshacía, se carcomía, muy doloroso.
Llegó el momento en el que Montse decidió salir para distraerse, le insistieron tanto que aceptó. El día comenzó, estaba inquieta, con un gran presentimiento, no pudo dormir, no quería salir y aun así le insistían que saliera dijo su hermana –No te preocupes yo la cuido-, Montse respondió – No sé, déjame pensarlo-, mientras pensaba comenzó a darle sus medicamentos, comida, bañarla, hablarle a pesar de que estaba sedada y aun así estaba muy inquieta.
Al fin se decidió y opto por salir, dijo –Mamá está bien, la cuidara mi hermana-. Salió de casa y seguía con el presentimiento, cuando a la media hora marca la hermana, responde Montse, Violeta –Necesito que vengas a la casa- Montse responde – ¿Qué ocurrió?- Violeta no quería responderle y volvió a decir – Necesito que vengas a la casa. Mamá falleció-, Montse se sintió tan culpable por haber dejado a su mamá sola. Llegó a casa subió las escaleras, se dirigió al cuarto, entró y vio a mamá dormida, cubierta por una manta blanca. El saber que ya no despertaría, se quedo en silencio, fue a abrazarla, sabiendo que sería el último abrazo y el último beso que le daría. Fue por un momento a su recamara cuando se le acercan sus familiares y le dijo su hermana –No estés mal, mamá solo estaba esperando a que salieras para poder descansar-
Montse llorando respondió –Una vez más estando todos, menos yo-
Saber que la única persona a la que realmente le importabas y contabas, se ha ido.


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